Me quejo y me felicito.

Hoy me quejo aunque fue un buen día, a secas.

El trabajo está relajado por el momento, pero tengo la sensación de que no todo va bien, no me agrada ésta sensación, ¿será porque tengo la impresión de que existe un descontento general?

Me quejo de que ya estamos en Febrero y aún no me paguen por el trabajo hecho, ¿qué carajos esperan y porque no pagan por un trabajo que ya está hecho? Los detesto, si no cuentan con el recurso, ¿porqué solicitan un servicio y no realizan el pago?

Me quejo de tener que realizar las certificaciones, aunque lo he meditado y se que éso es lo que se necesita para lograr otros proyectos, consciente e inconscientemente sé que son necesarias y a pesar de eso consciente e inconscientemente me resisto.

Me quejo de que hoy quería dormirme temprano, pero ¿cómo hacerlo si me quedo inquieto con todas éstas ideas?

Ahora me siento como el chef francés del que me platicaron éste fin de semana. "¿Para qué me hiciste trabajar si de antemano te hice la aclaración que la comida no lleva picante?" Y todo porque el canijo cliente quería quedar bien delante de un par de chicas a las que había invitado.

En serio que comprendo al chef, yo también me sentí desesperado en Francia cuando la encargada de la administración del hotel se negaba a hablar en inglés y todo me lo decía en francés.

Me quejo de haber viajado el fin de semana por los motivos de salud ajenos que se presentaron y no para disfrutar de un viaje.

Sin embargo Felicito el viaje de éste fin de semana, porque me permitio verla y saber que su estado de salud mejora.

Me FELICITO, con haber escrito éstas líneas siento que me libero.

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