Filosofando.

Lo sé, no he tenido la continuidad que quisiera para escribir en el blog.

Posterior a la semana santa, he estado ocupado con detalles relacionados con mi vida personal, que algunos ya conocen, otros se van a enterar sobre la marcha o cuando sea el momento adecuado.

Entre las cuestiones laborales y las personales, busco cualquier oportunidad para tratar de descansar, sí lo reconozco, soy de la filosofía de "Jaimito el cartero", trato de evitar la fatiga. Y es que una mañana que me preparaba para salir al trabajo, recordé una frase que he repetido y que medité cuando estaba por iniciar el último semestre en la universidad.

"Para trabajar, tengo lo que me reste de vida"

Y no, la verdad es que no quiero pasar el resto de mi vida trabajando; "se supone" que todos hacemos un plan de vida; "se supone". No recuerdo (en éste momento) que alguien lo haya hecho y lo vaya realizando (si no al pie de la letra) realmente.

En días como hoy no me siento muy optimista, se refleja desde el momento en que no me he despertado a tiempo para llegar al trabajo y en que me he desvelado continuamente porque he tratado de hacer más cosas porque las he dejado pendientes precisamente porque me he sentido cansado y aprovechado la oportunidad para descansar.

No, no es que quiera descansar, en realidad llega un momento en que el hartazgo de las actividades diarias y no diarias se resumen en lo que ahora todos llaman "estrés". Estoy de acuerdo en que uno llega a esos límites en que explotas por nada y por todo. Sin embargo existe algo más, existe en todos nosotros y nos provoca posteriores problemas porque no quisimos superarla en el momento adecuado: PEREZA.

Al que le quedó el chaleco.... que lo modele, se le verá bonito. La pereza nos lleva a evitar realizar las actividades por los motivos que cada uno de ustedes sabrá y conoce perfectamente, en mi caso últimamente ha sido el deseo de dormir más de lo que necesito, ya sea porque me desvelé más de lo necesario, porque era fin de semana.

Total, que ahora pretendo tratar de recuperar ese tiempo para realizar todas las actividades que deseaba/debía realizar y las consecuencias son notorias. Otro día le sigo, porque para cuando ustedes lean éstas líneas, yo estaré ocupado trabajando, descansando (nadie le dice así, tirando la hueva es lo más común) o aprovechando mi tiempo al máximo (específicamente, realizando las actividades que correspondan en el tiempo que deben ejecutarse).

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